El ónice es un mineral de cuarzo, una variedad de ágata listada que se emplea en joyería. Conocido también como onix, tiene su origen en los gases volcánicos.
Los indios norteamericanos utilizaban fetiches de ónice para controlar las fuerzas de la naturaleza y solucionar los problemas cotidianos. No se les atribuían poderes innatos a esos fetiches, sino que se creía que fuerzas espirituales poseeían a sus propietarios.