Teosofía

El término teosofía proviene del griego “Theos” (Dios) y “sophia” (sabiduría). En esencia, la palabra se utiliza para referir los saberes construidos por todos aquellos individuos que a lo largo de la historia intentaron comprender y vislumbrar “La Verdad Una”.

Así, diferentes sistemas filosóficos, científicos, artísticos y místicos, demuestran la continuidad de una verdad esencial que subyace a todas las razas y sus culturas, y que se encuentra vinculado activamente al conocimiento y experiencias que se encuentran más allá de la conciencia ordinaria. Desde ese punto de vista, la Teosofía es sinónimo de conocimiento esotérico (sabiduría suprema).

El objeto de la teosofía es alcanzar el conocimiento que se encuentra oculto a la mente racional. Esto refiere pues, a los aspectos relacionados con el Macrocosmos y el Mircrocosmos. Estudiar el Macrocosmos supone acercarse a la divinidad, mientras que el Microcosmos, implica una aproximación al misterio del hombre, su relación con el universo y lo divino.

Con raíces que pueden hallarse en el siglo III a.C. En las antiguas tradiciones china, hindú, hebrea, griega y egipcia, incluso en el cristianismo esotérico, el sufismo y la alquimia en los tiempos modernos, esta corriente reaparece en la figura de la Sociedad Teosófica fundada en 1875 por Blavatsky y Olcott. El objeto de esta sociedad fue buscar formas concretas y prácticas de plasmar en la realidad las conclusiones sociales, económicas y pedagógicas obtenidas por el análisis y la teoría teosóficas.

por Graciela Paula Caldeiro